Publicado el 24 febrero, 2011 por bitacoradegalileo
Allí donde la Vía Láctea, en su extremo más meridional, cruza la Constelación de Carina encontramos una de las regiones más brillantes del cielo, sin parangón en ningún lugar del Hemisferio Norte…
…un monstruo todavía más brillante y extenso que la mismísima Nebulosa de Orión, a pesar de situarse seis veces más lejos que ésta, y en cuyo interior se localiza una criatura todavía más monstruosa…
…una estrella que brilla con una luminosidad cinco millones de veces más potente que el Sol y 150 veces más masiva, un astro colosal con brutales variaciones en su brillo a lo largo de la historia, con eyecciones de su materia equivalente a la de tres soles de una sola vez…
…una estrella descomunal, imprevisible, que lejos de mostrarse como una más entre trillones ha merecido el comentario del experto profesor Kris Davidson, de la Universidad de Minesota: Eta Carinae no es sólo una estrella variable… ¡Eta Carinae está loca!.
Carina (La Quilla) es una vasta región del cielo austral que, junto con Puppis (La Popa), Vela y Pyxis (La Brújula) constituyeron la antigua Constelación del Gran Navío Argos (hablaremos de él al final del artículo, en la sección de mitología), antes de que Nicolas Louis de Lacaille las separara en entidades independientes con el objeto de su mejor estudio, pues el total de la zona sumaba unas 300 estrellas.
La presencia de la Vía Láctea hace de Carina una de las constelaciones más notables de todo el cielo, y en ella encontramos a la segunda estrella más brillante, tras Sirio (Alpha Canis Majoris). Se trata de Canopus (Alpha Carinae), una supergigante blanco-amarillenta de -0.7 de magnitud. Esta estrella no llega a alcanzar en Cádiz los dos grados de altitud sobre el horizonte y
hay que ir hasta las costas del norte de África para divisarla con garantías. Otras notables e interesantes estrellas son Miaplacidus (Beta Carinae) y Avior (Epsilon Carinae). También, entre innumerables cúmulos, en esta constelación se sitúa IC 2602, un precioso cúmulo estelar conocido como Las Pléyades del Sur, visible a ojo desnudo, pues contiene una estrella de tercera magnitud, Theta Carinae (θ Car) . Como su homónima boreal, ofrece hasta
media docena de estrellas a simple vista, y con binoculares o telescopios pequeños el número de éstas se dispara ocupando un área del cielo de un grado de diámetro. Pero, como se ve en la siguiente composición, la zona es inagotable en cuanto a objetos de cielo profundo y hay donde entretenerse durante muchas sesiones de observación. No se vuelvan locos, en esta imagen el sur está arriba y el este a la derecha:
Para los observadores acostumbrados a la contemplación de los cielos australes, la localización de NGC 3372, o Nebulosa Eta Carinae, llamada también Nebulosa de la Quilla, no ofrece dificultad alguna.
Dirigiendo la mirada hacia el conocidísimo asterismo de la Cruz del Sur, se encontrarán rápidamente, a la izquierda de ésta (al este) las dos estrellas apuntadoras, Alpha Centauri y Hadar, y justo al lado contrario de Crux, al oeste, una mancha en el cielo perfectamente visible a ojo desnudo, si los cielos son suficientemente oscuros.
Situada entre tres cruces (Crux al este, la Falsa Cruz al oeste y la Cruz del Diamante al sur), es la más grande nebulosa de emisión en todo el firmamento. Si M42, en Orión, ocupa una superficie aparente de un grado, Eta Carinae se extiende por un área de 2 x 2 grados, esto es, por cuatro grados cuadrados, que corresponde a 260 años-luz de diámetro real (M42 tiene unos 24 años-luz). Y todo ello a pesar de distar del Sistema Solar 7.500 años-luz, seis veces más allá que la Nebulosa de Orión, que «sólo» está a 1.270 años-luz.
Debido a su situación, a partir de 60º S de declinación, su observación no es posible más al norte del paralelo 30º N, e incluso resulta dificultosa a partir de 20º N, pues se encuentra muy baja sobre el horizonte y las perturbaciones atmosféricas distorsionan la visión. Esto excluye a México, el Caribe, Cádiz y todas las ciudades de Europa y Estados Unidos y a la mayor parte de las asiáticas, lugares desde donde no es posible su contemplación. Por el contrario, en latitudes como Bahía Blanca en Argentina o Valdivia en Chile ya es circumpolar.
Compuesta en su mayor parte por hidrógeno y una cuarta parte de helio, con presencia testimonial de elementos metálicos, la nebulosa presenta zonas oscuras que la dividen en tres lóbulos el más brillante de los cuales tiene la forma de un triángulo en cuyo vértice más céntrico se ubica la estrella Eta Carinae, junto a la Nebulosa de la Cerradura.
El interior de la Nebulosa Eta Carinae es todo un mundo de sucesos. Potentes vientos estelares, que acabarán con ella al correr de los tiempos, cúmulos estelares por doquier, poderosas emisiones de rayos X que aún nadie sabe explicar, regiones de formación de estrellas, nebulosas más oscuras con caprichosas formas que se mezclan con estructuras mucho más brillantes, se ofrecen al observador, sobre todo al ocular de los potentes telescopios orbitales que nos revelan multitud de procesos en su seno.
Las imágenes obtenidas por observatorios espaciales como el Spitzer en infrarrojo, o el Chandra en rayos X, además de las del Telescopio Espacial Hubble, nos permiten conocer cada vez mejor esta fascinante nebulosa.
Cerca de la región donde está Eta Carinae se encuentra una mancha oscura que tiene la forma del agujero de una cerradura antigua, y que por eso se llama Nebulosa de la Cerradura. Esta mancha es sólo un hueco, un vacío en el espacio, y no materia oscura que se interponga en el camino como ocurre en otras nebulosas, aunque esta opinión no es unánime, y muchos piensan que se trata de nubes de gases y polvo a muy bajas temperaturas. Muy cerca de ella, otra nebulosa oscura, mucho más pequeña, dibuja la forma de un dedo en gesto obsceno, que ha recibido el nombre de «El Gesto de Dios», aunque el dedo conocido con el mismo nombre, en la figura que representa a Dios en el fresco de Miguel Ángel , en la Capilla Sixtina, no tiene la misma actitud.
La Nebulosa de la Cerradura aparece escoltada por la estrella Eta Carinae, un astro monstruoso, descomunal, que llegaría hasta la órbita de Júpiter en el lugar que ocupa el Sol, y que con la masa equivalente a la de 150 veces nuestra estrella, ha sido considerada la más masiva hasta el reciente descubrimiento de R136a1, en la constelación del Dorado, en la Nube Grande de Magallanes.
Fue Edmundo Halley quien, en 1.677, la catalogó por vez primera, anotándola como una estrella de cuarta magnitud, pero los observadores notaron continuos cambios en su brillo, llegando a alcanzar la segunda magnitud hacia 1.730. Después de diversos retrocesos y aumentos en su luminosidad, a finales de 1.830 comenzó una falsa conversión en supernova, hasta que en el mes de abril de 1.843 alcanzó la magnitud de -0.8, y en ese momento se erigió en la segunda estrella más brillante del cielo, sólo superada por Sirio, pero ésta se encuentra a poco más de 8 años-luz. Eta Carinae está a 7.500. Erupciones procedentes del núcleo de la estrella provocan este tipo de procesos que hacen calificarla como «supernova impostora».
Durante esta erupción, a mediados del siglo XIX, Eta Carinae expulsó al espacio circundante una cantidad de materia que equivale a casi 10 soles y superó en brillo a su vecina Canopus. En 1.858, de repente, la estrella volvió a apagarse, y desapareció para el ojo desnudo.
En 1.950, el gran astrónomo argentino Enrique Gaviola (Mendoza, 1.900-1.988) descubrió que Eta Carinae está rodeada por una pequeña nubosidad (de un tamaño equivalente a todo el Sistema Solar) en forma de «8», a la que él mismo llamó «El Homúnculo». La Nebulosa del Homúnculo es la impresionante consecuencia de la violenta erupción de 1.843, una estructura bipolar, con dos lóbulos, y un extenso aunque débil disco ecuatorial, que muy bien pudiera ser consecuencia de alguna explosión posterior, probablemente de finales del XIX. Todo este material se aleja de la estrella a la velocidad de 2.4 millones de km/h.
En la actualidad, la nubosidad que envuelve a Eta Carinae parece estar diluyéndose, devolviéndole a la estrella gran parte de su notoriedad, y se intuye que en muy poco tiempo (una década) podría recuperar el brillo de la época de Edmundo Halley, o sea, la cuarta magnitud.
Pero Eta Carinae tiene sus días contados. Una estrella tan supermasiva sólo puede desembocar en una próxima explosión en hipernova, esta vez verdadera, que será el acontecimiento celeste más impresionante jamás observado. Habrá vivido así, solamente, unos 2 ó 3 millones de años, Un suspiro, a escala cósmica, comparado con los 10.000 millones de años que vivirá nuestro Sol.
Mitología
Jasón es el héroe mitológico griego, hijo de un rey destronado, que parte en busca del vellocino de oro para recuperar el reino de su padre. El vellocino es la piel de un carnero oculta en un árbol, en la Cólquida, y custodiada por dos toros que escupían fuego por la boca y que tenían pezuñas de bronce, y por una serpiente gigante que no dormía nunca. Jasón se hace a la mar a bordo de Argos, el barco tripulado por medio centenar de héroes que recibirán el nombre de Argonautas, y entre los que se encontraban Cástor, Cefeo, Heracles, Orfeo, Polifemo y Teseo. Después de su estancia en la isla de Lemnos y de deshacerse de las Harpías, los Argonautas llegan a su destino y logran su objetivo con la ayuda de Medea, que era hechicera y se había enamorado de Jasón. Otras aventuras jalonarán el viaje de regreso, entre las que hay que destacar el asedio de las Sirenas.
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