Anotaciones de observación astronómica elemental

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LA ORIENTACIÓN DEL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO EN EL HEMISFERIO SUR

Publicado el 4 febrero, 2010 por bitacoradegalileo

Me pongo a escribirte con el ánimo de intentar explicarte lo mejor posible cómo influye la orientación de un observatorio en la contemplación del Cielo, a ojo desnudo o con ayuda de instrumentos ópticos como son binoculares o telescopios.

Para ello, analicemos en primer lugar cuál es el comportamiento del movimiento aparente de los astros y cómo evoluciona y termina esta singladura. Sabemos que el Sol, el más prominente de los objetos celestes, sale por el Este, punto cardinal al que también llamamos Levante por esta razón, gana altura sobre el cielo hasta alcanzar la máxima en el Norte, y a continuación empieza a descender, hasta morir en el horizonte Oeste, o Poniente.

Sabemos también que este movimiento del Sol no es tal, sino una ilusión óptica producida en realidad por la rotación de la Tierra sobre su eje, para completar una vuelta completa cada 24 horas, período al que hemos convenido llamar “día”.

Pero no es solamente el Sol quien sufre los efectos de la rotación terrestre, sino TODOS los astros celestes, si exceptuamos las constelaciones circumpolares, que giran alrededor del Polo Sur Celeste, y que por su cercanía a éste, nunca desaparecen bajo el horizonte.

Todos los demás astros “salen” por el Este, alcanzan su máxima altitud en el Norte y “mueren” o se ponen por el Oeste. Esto incluye a la Luna y a todos los planetas del Sistema Solar. Al momento de la salida de un astro por el horizonte del Este se le llama orto, y ocaso al momento en que desaparece por el Oeste. La máxima altitud en el Norte recibe el nombre de tránsito y también culminación.

La consecuencia inmediata de lo dicho es que los astros se ven más claramente en el Norte, que es donde alcanzan su máxima altitud sobre el horizonte, y por tanto evita mejor la contaminación atmosférica y los obstáculos en nuestra línea visual, además de alejarse lo máximo posible de las fuentes de contaminación lumínica por los vapores de Mercurio y Sodio de las farolas del alumbrado público y otras fuentes lumínicas del vecindario.

Hay un pero a esta regla general, y es que son muchos los astros que alcanzan altitudes casi máximas sobre nosotros, lo cual se convierte en verdaderamente incómodo, pues no es fácil observar durante un tiempo sostenido a los astros que se encuentran justo sobre nuestras cabezas. Con determinado tipo de telescopios (los llamados refractores), se hace verdaderamente engorrosa la observación.

Es por ello por lo que muchos aficionados, entre los que me incluyo, preferimos la observación a medio camino entre el orto del astro en cuestión (por el Este) y su tránsito o culminación (en el Norte), hecho que se produce aproximadamente en el Noreste, convirtiéndose este punto, por tanto, en el ideal para el estudio y disfrute de las maravillas de nuestro Cielo.

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marcianito
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