Anotaciones de observación astronómica elemental

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Copérnico: El Señor de la Luna.

Publicado el 2 abril, 2010 por bitacoradegalileo

Nueve días después de que se produzca la Luna nueva, amanece en la que es, sin duda alguna, la formación más estudiada y conocida de todo nuestro satélite: Copérnico, un gran cráter de impacto situado en el límite oriental de Oceanus Procellarum (Océano de las Tormentas), muy cerca del centro en la cara visible de la Luna. Sus coordenadas selenográficas (10º de latitud Norte y 20º de longitud Oeste) lo hacen fácilmente discernible con ayuda de binoculares de pequeña potencia. Un ostensible sistema de rayos eyectados en el momento de la colisión del meteorito que lo originó hace aún más patente su ubicación.

Al norte de Copérnico, los Montes Carpathus (con alturas de 2000 metros) lo separan de Mare Imbrium (Mar de las Lluvias); al oeste del cráter hay una serie de colinas dispersas, con Reinhold (40 kilómetros de diámetro) al sudoeste. El sur está ocupado por Mare Insularum (Mar de las islas) mientras que en oriente se encuentran Sinus Aestum (Bahía de la Sequedad) y el cráter Eratóstenes (60 kilómetros).

Merece la pena prestar atención al sistema de radiaciones que posee (que no son más que los rastros dejados por la materia eyectada a consecuencia de la colisión), el más extenso de la Luna, algunos de cuyos radios llegan a superar los 500 kilómetros de longitud a través del territorio circundante, llegando a alcanzar a los cráteres Aristarco y Kepler. Estos últimos, junto a Tycho y Proclus, también poseen notables sistemas radiales, además de algún otro en la cara oculta. En la fotografía, Copérnico arriba a la izquierda y Tycho abajo, asemejan sendas «ruedas de carro».

En la siguiente tabla se resumen algunos datos relevantes para la localización, observación y estudio de Copérnico:

Coordenadas Selenográficas
Latitud 10º N
Longitud 20º W
Dimensiones
Diámetro 90 kilómetros
Profundidad 3900 metros
Edad de la Luna
Amanecer 9 días
Anochecer 23 días

Se llama Edad de la Luna al tiempo transcurrido en un momento dado desde la última Luna nueva. Es importante saber este dato cuando amanece y anochece en el cráter, pues ésos son los días en que el terminador lunar se encuentra sobre él, y por tanto se muestran como los más adecuados para su estudio con luz rasante. Los dos eventos ofrecerán sombras opuestas, por lo que ninguno de ellos es desdeñable.

La antigüedad del cráter Copérnico se estima en unos 800 millones de años, período llamado Copernicano, ya que tiene un sistema de rayos prominentes característico de esta época. Debido a su relativa juventud, el cráter ha recibido muy poca erosión del viento solar y el suelo no ha sido inundado por lava volcánica, debido probablemente también a esta reciente formación. En este período, mientras que en la Luna la actividad selenológica llegaba a su fin, en la Tierra florecía la vida animal.

«El Señor de la Luna», como ha sido llamado, impone por la autoridad con que se alza sobre sus 3.800 metros y extiende sus contrafuertes en un área de 90 kilómetros a la redonda. El cráter presenta forma hexagonal con un borde exterior circular que desciende hacia el Mare circundante en una muralla de casi un kilómetro. El interior es el mejor exponente de formación de terrazas, de considerable grosor hasta de 30 kilómetros. Son visibles tres de estos saltos por el oeste y otros tantos por el este, aunque mucho menos definidos. En el fondo, hay un piso sinuoso con varios picos de escasa relevancia, aunque dos de ellos llegan a alcanzar 1.200 metros de altitud. El Lunar Orbiter consiguió la fotografía que muestra el interior con el piso accidentado y las paredes en terrazas.

El nombre de Copérnico le fue dado por el monje jesuíta Giovanni Riccioli, quien sin embargo se opuso frontalmente a la teoría heliocéntrica del astrónomo polaco. Nicolás Copérnico había afirmado: «Contra la opinión de los matemáticos e incluso contra el sentido común, me permito atribuir movimiento giratorio a la Tierra». Más tarde, el cráter fue apodado «El Monarca (gobernante) de la Luna«. La misión Apolo 12 alunizó al norte de Copérnico, en lo que se cree que era uno de los rayos del cráter.

Para terminar, incluyo el siguiente esquema, que explica el proceso de formación de un cráter de impacto, con la ulterior eyección del material que formará el correspondiente sistema radial. Nótese el efecto del rebote, que origina también la aparición de picos centrales, ausentes en los cráteres de origen volcánico. Espero que el lector lo encuentre interesante e instructivo.

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