Publicado el 11 julio, 2010 por bitacoradegalileo
Corría el año 1.757. Edmundo Halley había predicho para ese año la reaparición del cometa que lleva su nombre, por él descubierto, y muchos intentaban avistarlo sin ningún éxito. El cometa se retrasaba debido, según se supo después, a las alteraciones que en su órbita produjeron la atracción gravitatoria de Júpiter y de Saturno. Por fin, el día de Navidad del año siguiente, en 1.758, el astro fue vislumbrado, pero durante toda esa espera, Charles Messier, un «cazador» de cometas, había tenido la falsa impresión de haberlo descubierto, pues una mancha difusa en dirección a la constelación de Tauro lo indujo a
error repetidas veces. Por fin, determinó anotar la posición de ese objeto tan «molesto» para no volver a confundirse. La Nebulosa del Cangrejo, pues de ella se trataba, se convirtió de esa manera en el primer astro del que sería el Catálogo Messier, probablemente el más conocido, estudiado, fotografiado y admirado por aficionados y profesionales de la Astronomía.
El objeto M1, Messier 1 o NGC1952, más comúnmente conocido como la Nebulosa del Cangrejo, es una nebulosa difusa, remanente de una supernova (una estrella que explota) situada a una distancia de unos 6.300 años-luz y de magnitud aparente 8.7 en la constelación de Tauro, ya conocida en la bitácora en diversas ocasiones, como en el artículo sobre el cúmulo abierto de las Pléyades, o las referencias a Aldebarán, su principal estrella (Véanse Gigantes Rojas: El futuro del Sol y Los Caballos de Ben-Hur, ambos artículos en esta misma página), así como al cúmulo de las Hyades.
Para la localización de M1, podemos partir de ζ Tau (Dzeta Tauri), una estrella de tercera magnitud, y desde ella desplazarnos sólo 0.7º hacia el oeste y 0.8º hacia el norte. Una estrella de referencia más brillante es Alnath (β Tauri), fácilmente localizable incluso en cielos ligeramente contaminados; desde ésta nos desplazaremos 5º al Sur y 2º hacia el Este hasta llegar a la Nebulosa del Cangrejo.
Se trata de un objeto demasiado tenue para ser apreciado a simple vista, y ni siquiera unos prismáticos nos darán la oportunidad de observarlo. Para ello se necesitará un telescopio de suficiente apertura (diámetro de la lente o el espejo del aparato), no menor de 5 ó 6 pulgadas (unos 125/150 mm), y un cielo suficientemente oscuro.
Interpretación artística de la explosión de una supernova. Pulse sobre la imagen para observar el efecto.
El origen de M1, la Nebulosa del Cangrejo, data del año 1.054 de nuestra era. El día 4 de julio de ese año, el astrónomo chino Yang Wei-te anunció la aparición de una «estrella huésped», apelativo que usaban los chinos para las estrellas nuevas, en la constelación de Tauro. También hay constancia del hecho en fuentes japonesas y amerindias, aunque no hay testimonio, curiosamente, en ningún lugar de Europa. Muy interesante resulta el testimonio de los indios anasazi, que habitaron el actual territorio de Arizona y Nuevo México antes de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo. Los anasazi representan la supernova en una pictografía del Cañón del Chaco, que también data del siglo XI, y en la que también se observa a la media Luna.
La estrella, ocho veces más masiva que el Sol, colapsó en primer lugar sobre sí misma, contrayendo su núcleo, y generando presiones internas que provocarían una explosión infinitamente superior, aunque similar, a la que sufriría una olla a presión. Los testimonios orientales (chinos y japoneses) relatan cómo SN1054 (nombre actual de la supernova de 1054) fue bastante más luminosa que Venus, llegó a alcanzar magnitud -6, y se erigió en el astro más brillante de todo el cielo, tras el Sol y la Luna. Fue visible a pleno día durante al menos 23 jornadas. La estrella presentaba en ese momento un color amarillento, y fue perdiendo brillo, pero aún pudo ser observada en el cielo nocturno, a simple vista, durante casi dos años (653 días).
El material eyectado por la explosión originó la Nebulosa del Cangrejo, que ocupa actualmente un diámetro de alrededor de 10 años-luz, 7′ x 4′ de tamaño aparente, y que se sigue expandiendo a una velocidad de 1.800 km/seg. La compone una red caótica de filamentos brillantes sobre un fondo difuso de color azul cuyo espectro muestra un fuerte campo magnético altamente energético. Están presentes elementos como He+ e H II (Helio e Hidrógeno ionizados), además de átomos de Carbono, Hierro, Nitrógeno y Oxígeno, entre otros. Estos elementos no formaban parte de la estrella progenitora y se originaron en el momento del cataclismo. La nebulosa pierde temperatura al expandirse, y sólo una estrella central le sigue proporcionando brillo y calor. Sigue expandiéndose y dentro de unas pocas decenas de miles de años se habrá diluido en el espacio hasta desaparecer.
Al contraerse la estrella generatriz de la nebulosa sobre su propio núcleo, dio lugar a una estrella de neutrones que emite radiaciones gamma y ondas de radio a una velocidad de 30 veces por segundo, o sea, con un período de unos 33 milisegundos. Es el Pulsar del Cangrejo, que vemos a la derecha en una filmación ralentizada para permitir ser apreciada por el ojo humano. Esta estrella, altamente energética y caliente, es la responsable del brillo de la nebulosa y de que ésta aún mantenga sus filamentos a temperaturas superiores a los 10.000 ºK.
Para terminar, una curiosidad: la nebulosa llamada «El Cangrejo del Sur» se encuentra en la constelación de Centauro, en el Hemisferio Austral, y no debe ser confundida con M1. No es visible desde Europa. Éste es su aspecto:
Volver al principio del artículo.
Volver al principio de la bitácora.
Últimos comentarios