Publicado el 15 agosto, 2010 por bitacoradegalileo
En medio de las regiones elevadas del Hemisferio Sur de la cara visible de la Luna, Tycho es, sin ningún género de dudas, el cráter más notable de cuantos podemos observar en el satélite. Junto con Platón en el norte y Copérnico más cerca del ecuador, constituye una de las referencias básicas en la iniciación al estudio selenográfico. A pesar de que su tamaño no es exagerado ni mucho menos, pues son cientos y cientos los cráteres y circos que superan ampliamente sus 85 km de diámetro, un ostensible sistema de rayos, el más brillante y destacado entre los más de 60 que
presentan radios similares, hace que pueda distinguirse incluso con el Sol en todo su esplendor, con Luna llena. Es más: es posible vislumbrarlo incluso con la luz cenicienta en la casi total oscuridad de la Luna recién nacida.
Tycho, así llamado en honor del astrónomo danés Tycho Brahe, del que el lector tendrá cumplida información al final del artículo, se sitúa a 43º Sur de latitud, y presenta una longitud selenográfica de 11º Oeste, similar a la de Platón (51ºN-9ºW), por lo que coincide con el terminador lunar 8 días después de la Luna nueva, y 8 días después de la Luna llena se vuelve a hacer la noche en la región, 22 días después del novilunio.
La región donde se ubica Tycho contiene reconocidos accidentes selenográficos, como el gran Clavius, al sur, de un descomunal tamaño de 230 km de diámetro y 4900 metros de profundidad, y una curiosísima cadena de hasta seis cráteres en su interior, ordenados rigurosamente según su tamaño. Al norte, nos topamos con Mare Nubium y el interesantísimo trío formado por los cráteres Ptolomeus, Alphonsus y Arzachel. Al oeste de éste último, ya en Mare Nubium, está Rupes Recta, «la espada de la Luna», que no se aprecia en la fotografía por la lejanía del terminador.
El cráter se formó hace «sólo» 108 millones de años, según parece demostrar el análisis de las rocas recogidas por la misión Apolo XVII sobre uno de los rayos eyectados, en la región de Taurus-Littrow. El impacto no fue provocado por un meteorito, sino por un asteroide de la misma familia que el que impactó en Chicxulub, cerca de la Península de Yucatán (México), y que según algunas teorías, fue el responsable de la desaparición de los dinosaurios. El cráter de Chicxulub se originó hace unos 65 millones de años.
Tycho presenta un pico central en su interior, que llega a elevarse unos 2 km sobre el piso, y que es parte del macizo que se formó como consecuencia del efecto de «rebote». Al noroeste del pico central hay otro de menor altura. El suelo muestra restos de la actividad volcánica provocada por la rotura de la corteza lunar durante el impacto, y la posterior inundación de lava basáltica. El albedo (capacidad de reflejar la luz del Sol y por tanto de brillar más) del interior es superior a la región circundante externa, que presenta un círculo oscuro alrededor del cráter.
Las paredes presentan terrazas, consecuencia de un primitivo desplome en el momento de su formación, y son muy altas, hasta 4.800 metros por encima del suelo del interior. Piénsese que el Everest, la montaña más alta de la Tierra, aunque mide 8.848 metros desde el nivel del mar, sólo se eleva 3.600 metros sobre el altiplano tibetano.
No se pierda el siguiente
Vuelo virtual sobre el interior de Tycho
de la Agencia Espacial Japonesa.
Veamos ahora los principales datos sobre Tycho resumidos en un cuadro:
Coordenadas Selenográficas | |
Latitud | 43º S |
Longitud | 11º W |
Dimensiones | |
Diámetro | 85 kilómetros |
Profundidad | 4800 metros |
Edad de la Luna | |
Amanecer | 8 días |
Anochecer | 22 días |
La más notoria característica de la Luna, cuando la observamos completamente llena, son esos rayos brillantes que en todas las direcciones, parten de algunos cráteres, para extenderse más allá de cientos y hasta miles de kilómetros.
Es el caso de Kepler, Aristarco y Proclus, pero sobre todo de Copérnico y de Tycho, éste último el más brillante y destacado. El origen de estos rayos lo encontramos en el mismo momento del impacto, cuando material fundido salió despedido formando esas radiaciones, que al contacto con el suelo se enfrió rápidamente, y precipitó formando cristales de un alto albedo. Después, el viento solar ha ido desgastando tal brillo, atenuándolo paulatinamente.
Sin embargo, el caso de Tycho es singular, al tratarse del cráter más joven de la cara visible de la Luna (Giordano Bruno es de la cara oculta, y se necesitan libraciones muy favorables para su observación). Su formación relativamente reciente no ha dado tiempo a una erosión solar, y brilla mucho más que los otros. Las eyecciones fundidas fueron acompañadas por materiales sólidos, que al caer originaron cráteres secundarios sobre los rayos, e incluso sobre otros cráteres preexistentes. El sistema se extiende por buena parte de la superficie selenita, superando algunos rayos los 1500 kilómetros.
El cráter rinde honores a Tyge Ottesen Brahe (1546-1601), quien latinizó su propio nombre en su juventud, convirtiéndose en Tycho Brahe. El astrónomo danés es el máximo exponente de la investigación pretelescópica del Universo. Sus rigurosos cálculos sobre la posición de las estrellas y los planetas fueron muy superiores en exactitud a los de la época, y fueron usados con posterioridad por Kepler para enunciar sus famosas Leyes, relativas al movimiento de los planetas del Sistema solar, y fueron determinantes para que Newton formulara la Teoría de Gravitación Universal.
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