Publicado el 26 septiembre, 2010 por bitacoradegalileo
Las galaxias espirales son, con toda probabilidad, las más llamativas e interesantes de cuantas conocemos. La Galaxia del Remolino (M51) sobresale entre ellas por su hermosura, pues se nos ofrece totalmente de frente, mostrando claramente sus espiras, pero también la cercanía de NGC5195 aparenta representar una graciosa danza, que es en realidad una colisión entre galaxias. Regiones HII de creación de estrellas, zonas azuladas con estrellas jovencísimas y un núcleo extraordinariamente denso hacen de M51 uno de los objetos más bellos del cielo, un espectáculo irrenunciable.
Similar a nuestra Vía Láctea, aunque algo menor, y situada a sólo tres grados y medio de la brillante e importante estrella Alkaid (η UMa), la Galaxia del Remolino pertenece, sin embargo, a Canes Venatici, una costelación menor, propuesta por Hevelius en su obra Firmamentum Sobiescianum (1690). Hagamos una breve incursión por esta constelación.
Canes Venatici es una pequeña constelación situada a 40º de latitud norte. Su nombre significa «Los Perros de Caza» o «Los Lebreles», siendo su genitivo Canum Venaticorum y su abreviatura CVn. Se localiza entre la Osa Mayor y la Constelación del Boyero, prolongando dos veces la línea que une a Dubhe (α UMa) y Phad (γ UMa), lo que nos conducirá a su principal estrella, llamada Cor Caroli (Alpha Canum Venaticorum, o α CVn). Es ésta una estrella blanca de magnitud +2.9, cuyo nombre significa «El Corazón de Carlos», así bautizada por Edmund Halley, en honor al monarca Carlos II de Inglaterra, durante cuyo
reinado se fundó el Observatorio de Greemwich. Está a la distancia de 110 años-luz, y tiene una compañera de quinta magnitud. En cielo profundo son dignos de mención, entre otros, además de la Galaxia del Remolino, el cúmulo globular M3, que contiene medio millón de estrellas, y la Galaxia del Girasol (M63), una preciosa espiral que está inclinada y que vemos en la fotografía de arriba a la izquierda.
La Galaxia del Remolino (M51 o NGC 5194) fue descubierta el dia 13 de octubre de 1773 por Charles Messier mientras observaba un cometa. La definió como «una nebulosa muy tenue, sin estrellas». Pierre Mechain, amigo del primero, pudo observar en 1781, el 21 de marzo, a NGC 5195, la pequeña galaxia irregular que la acompaña, de manera que incluyeron en el Catálogo Messier de aquel año un comentario en el que se decía que «es doble, cada una tiene un centro brillante, y están separadas 4’35». Las dos atmósferas se tocan entre sí, y una de ellas es más débil que la otra«.
En la primavera del año 1.845, 64 años después, aún no se conocía la estructura espiral que presentan muchas galaxias; fue entonces cuando William Parsons, tercer conde de Rosse, dirigió el tubo de su telescopio hacia la Galaxia del Remolino. Lord Rosse disponía de un monumental telescopio refractor de 72 pulgadas de diámetro (algo más de 180 centímetros), llamado el Leviathan de Parsonstown, y ello le permitió vislumbrar los brazos de M51 y confeccionar un cuidadoso y fidedigno dibujo. Es por eso por lo que a la Galaxia del Remolino también se le ha llamado a veces Galaxia de Rosse, y El Signo de Interrogación de Lord Rosse, pues es a ese signo a lo que se parece el diseño de Rosse.
La forma que tiene la Galaxia del Remolino es una curva que los matemáticos llaman espiral logarítmica (descubierta por René Descartes en el siglo XVII), porque la separación de los brazos crece geométricamente al aumentar la distancia que los separa del centro. Se ha comparado esta forma a un huracán (en la fotografía de arriba, M51 junto al Huracán Isabel, que azotó, entre otros, a los estados de Virginia y Carolina del Norte en el año 2003), al girasol y todavía más claramente a la concha de nautilus.
Hoy sabemos que se trata de dos galaxias en colisión, situadas a unos 30 millones de años-luz del Sistema Solar, aunque se han estimado distancias que van desde los 20 a los 37 millones. Las fuerzas gravitacionales han hecho que NGC 5195 haya traspasado a la galaxia principal en dos ocasiones, y que su influjo produzca aumentos de la presión en los brazos espirales de M51, comprimiendo el gas que hay allí y originando claras zonas de creación de nuevas estrellas. Cuando dos galaxias entran en colisión, sus estrellas no chocan entre sí, dados los tremendos vacíos existentes entre ellas, pero sí sufren graves alteraciones en sus trayectorias, que pueden conducir, como es el caso, a su expulsión de la zona hacia el vacío más absoluto (nubosidad que rodea a NGC 5195 en la fotografía), y condenar a sus sistemas planetarios al aislamiento del resto del Universo. Quién sabe si esto incluye a alguna forma de vida.
El núcleo de la Galaxia del Remolino es extraordinariamente denso. Miles de estrellas se apelotonan en un área no mayor de 80 años-luz, y producirían en un hipotético planeta que orbitara alrededor de alguna de ellas un brillo constante, un día perpetuo sin hacerse la noche en ningún momento. Está compuesto por estrellas jovencísimas, muchas de las cuales no alcanza la décima parte de la edad de nuestro Sol.
Dada la duplicidad del objeto, existen dudas sobre si el término M51 debe designar sólo a la galaxia principal, o al conjunto de las dos. En el segundo de los casos, es necesario distinguir entre M51A para la galaxia mayor (NGC 5194), y M51B para la acompañante (NGC 5195).
M51, la Galaxia del Remolino, es un objeto muy sensible a la contaminación lumínica, así es que para su observación es imprescindible procurarse cielos muy oscuros. Para localizarlo, sin embargo, será de crucial ayuda servirse de Alkaid, que es la estrella que ocupa el extremo del mango del asterismo de la Osa Mayor (ver artículo). Partiendo de esta estrella, sólo hay que desplazarse 2º al sur, y otros 3º al oeste. Se apreciará entonces una mancha con un marcado núcleo y a su lado otra mancha menor. Es M51.
Johannes Hevelius agrupó algunas estrellas sueltas que se observaban entre la Osa Mayor y el Boyero, y que no pertenecían a ninguna constelación. Creó de esa forma Canes Venatici (los Perros de Caza, o los Lebreles), que quieren representar a Afterión y Chara que, sostenidos por el Boyero, muerden la cola de la Gran Osa.
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