Publicado el 25 octubre, 2010 por bitacoradegalileo
Son casi las 7 de la tarde, y estoy ante la página en blanco del editor de wordpress. Últimamente, solía publicar un artículo todos los domingos hacia las 4:30 pm, y supongo que esto es lo que muchos lectores esperan de mí. Hoy es domingo, y no hay escrito nada, antes al contrario, hasta hace muy pocas horas no estaba seguro de querer continuar con la bitácora, de manera que no podrá ser, así es que creo que les debo una explicación. Vamos a ello…
Hace pocas fechas, recibí un e-mail de wordpress, avisándome de que alguien había enlazado a mi artículo sobre la Constelación de la Osa Mayor, en otra página, en un artículo sobre M51, la Galaxia del Remolino. La página en cuestión era y es totalmente extraña para mí, pues desconocía y desconozco la identidad y el nombre del autor, así es que pulsé el botón de mi mouse para visitar el sitio, y ver en qué consistía el enlace. Efectivamente, no era nadie que yo pudiera conocer ni de lejos, ni que se hubiera puesto en contacto conmigo con anterioridad.
Enseguida me llamó la atención el artículo, pues sobre un fondo blanco, diferente al que yo uso aquí, aparecían una tras otra las mismas, exactamente las mismas palabras, expresiones, giros que yo uso: El artículo había sido copiado, literalmente fusilado de principio a fin, un párrafo tras otro, con las mismas comas, los mismos puntos, los mismos puntos y comas. No aparecía mi nombre, ni el de la Bitácora de Galileo por ningún sitio.
Pueden imaginarse mi indignación. Pero ésta aumentó aún más cuando, investigando en la misma página, encontré otros dos artículos: el que hice dedicado a M31, la Galaxia de Andrómeda, y otro sobre el Trío de Ases de la Luna. Todos reproducían una tras otra mis palabras, con el mismo apoyo gráfico, e incluso con la misma presentación.
He tardado un tiempo en acabar con esta situación, y aún no lo he conseguido del todo, aunque parece que ya está en vías de solucionarse, pero durante ese tiempo no he tenido fuerzas para escribir nada, pues pensaba que todo lo que hiciera podría llevárselo ese tipo, copiarlo y publicarlo como si fuera de su autoría. No pretendo colgarme medallas por mis artículos, pues los hago con la humildad de un aficionado que conoce un poco más que unos pocos, y muchísimo menos que muchos, pero no estoy dispuesto a que nadie se cuelgue medallas a mi costa. Me repugnaba la idea de empezar a escribir para que un desaprensivo se apropiara de los frutos de mi esfuerzo, se beneficiara de las ilusiones que siempre pongo en mis trabajos. Espero que ustedes me comprendan.
Ahora, una vez casi acabado este asunto, espero, estoy deseando ponerme manos a la obra, e iniciar una nueva entrega, que tendrán en sus pantallas en cuanto sea posible. Prometido. No debo ni quiero olvidarme de todas las personas que en estos días me han ayudado y apoyado. Una vez más han demostrado su calidad humana y que esta bitácora es cosa de todos. A ellos, a ustedes, muchas gracias, y hasta pronto.
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