Publicado el 2 noviembre, 2010 por bitacoradegalileo
Cuando se acercan las últimas semanas del año, los aficionados a esta Ciencia única y fascinante, nos ponemos inevitablemente un poco nerviosos. La hermosura de los cielos, siempre sorprendentes y agradecidos con quienes le dedican una mirada, aumenta cada día vistiéndose de gala para las largas noches del frío invierno boreal, o las cálidas veladas del incipiente verano de los mares y tierras del Sur. Las estrellas del otoño poco a poco dejan paso a las nuevas constelaciones, de las que ya en estas fechas podemos admirar sus primeras muestras. Un año más, regresan Las Palomas de las Pléyades (M45) y las Lluviosas Hyades se hacen acompañar por la gigante Aldebarán, ante la sorprendida mirada de un Cangrejo (M1): Llega al firmamento Tauro, el Toro, y el astrófilo se siente feliz.
Tauro es una de las constelaciones más interesantes. Es la segunda del Zodíaco, y el Sol la atraviesa desde mediados del mes de mayo hasta los días de junio previos al solsticio de verano. Poco a poco, va separándose del Sol, y ya a primeros de noviembre podemos admirarla siguiendo a las estrellas de Aries, y anunciando la llegada, tras de sí, del cielo más brillante y espectacular, pues será seguida por la Constelación de Géminis y por la de Orión, mientras la escoltan un séquito de lujo, un vecindario exclusivo compuesto por el Auriga, con quien incluso comparte una estrella (Al Nath) y por Perseo.
Son varios y notables (por no decir ilustres) los objetos que guarda la región, además de la gigante Aldebarán y el cúmulo de las Hyades, que dan título al artículo. A la conocida Nebulosa del Cangrejo, que son los restos de la supernova de 1.054, hay que añadir el no menos célebre cúmulo abierto de Las Pléyades (en la imagen, con Aldebarán y las Hyades a la izquierda), eternas fugitivas del gigante Orión, que con los números 1 y 45, respectivamente, forman parte del Catalógo Messier. Completa tan atractivo reparto, sin desmerecerlo, la brillantísima Al Nath (Beta Tauri), una gigante de color azul y primera magnitud (Mv=+1.68) que por su antigua pertenencia a la constelación vecina del Auriga también es llamada Gamma Aurigae.
Aldebarán es una de las estrellas más bonitas del Cielo y también de las más brillantes. Vestida de un atractivo color naranja, escolta a las Pléyades del brazo de sus hermanas las Hyades, inaugurando la temporada de invierno en los cielos boreales, y dejando una fresca sensación en las tórridas noches del Sur.
Su nombre proviene del árabe الدبران, al-dabarān, que viene a significar «la que sigue», en alusión a que parece seguir el rastro de las Pléyades en su desplazamiento a través del cielo nocturno. En los pueblos indígenas árabes fue identificada como el gran camello, el macho de la manada, que transita en compañía de las Hyades, que son las hembras, más pequeñas. Sin embargo, en latín recibe el nombre de Oculum Tauri (el Ojo del Toro), y efectivamente ocupa ese lugar en la mayoría de las representaciones de la constelación de Tauro.
Es la estrella más brillante de Tauro, y por eso recibe la letra Alpha como denominación de Bayer (Alpha Tauri o α Tau). Su magnitud visual de +0.85 la sitúa en el decimotercer lugar entre las estrellas más brillantes, aunque sufre una ligera variación (variable pulsante) de su brillo de tan sólo 0.2 magnitudes, imperceptible para el ojo humano. Su luminosidad real es, en cambio, 425 veces superior a la de nuestra estrella, que situada en el lugar en la que está Aldebarán, sería invisible a simple vista. Esto es, una persona situada en las inmediaciones de Aldebarán no vería nada si mirara en dirección a donde se encuentra el Sistema Solar.
Como está situada cerca de la eclíptica, es ocultada periódicamente por la Luna, y esto ha permitido medir su tamaño angular: 0.01996 segundos de arco (según Jim Kaler, el tamaño aparente de una moneda de USA visto a una distancia de 50 kilómetros). Este dato, combinado con su distancia a nosotros, que es de unos 65 años-luz, arroja un tamaño 44 veces superior al del Sol. Situada en el lugar de éste, alcanzaría en el cielo un diámetro de 20º (la mano abierta con el brazo extendido) y llegaría a ocupar hasta la mitad de la órbita de Mercurio. Este tamaño, ciertamente gigantesco, es sin embargo inferior a los centenares de soles de las supergigantes rojas Antares o Betelgeuse.
Aldebarán es una estrella relativamente fría. Su temperatura superficial de 4.010 ºK (inferior a la del Sol, que está a 5.780) le confiere un color anaranjado bastante parecido al de Marte, que se le aproxima con frecuencia, como ocurre con el resto de los planetas, la Luna y el Sol. Es del tipo espectral K5III y no hace mucho que abandonó la secuencia principal y comenzó a fusionar el helio de su núcleo, por lo que en unos pocos de millones de años alcanzará 800 veces la luminosidad del Sol.
Aldebarán tiene una compañera de decimotercera magnitud, y se sospechó de la existencia de un planeta que lo orbitaba, pero este último extremo no ha podido ser confirmado. Veamos a continuación, a modo de resumen, algunas de sus principales características.
Aldebarán | |
Constelación | Tauro |
Tipo espectral | K5III |
Clase | Gigante |
Color | Anaranjada |
Magnitud Visual | +0.85 |
Distancia | 65 años-luz |
Radio | 44 soles |
La sonda Pioneer 10 llegará a Aldebarán dentro de 1.690.000 años, pero ya en la actualidad sus señales han dejado de llegarnos, debido al debilitamiento de sus fuentes de energía.
Las Hyades (Ὑάδες, Yades, «las lluviosas» en griego) son un brillante y conocido cúmulo abierto visible a ojo desnudo en el invierno boreal, situado 15º por encima del ecuador celeste, en la constelación de Tauro. Representa la cabeza del Toro y forma una V alrededor de Aldebarán, que no forma parte de él, pues ésta se encuentra mucho más cerca, a medio camino, pero se interpone en la misma línea visual. El cúmulo se sitúa a unos 151 años-luz de la Tierra, y es el cúmulo abierto más cercano al Sistema Solar. Aldebarán, sin embargo, está a menos de la mitad.
En un cielo despejado, en ausencia de Luna y alejado de la ciudad, un observador con suficiente agudeza visual podrá distinguir hasta 15 componentes sin ayuda óptica. Con ayuda de binoculares o de un pequeño telescopio, este número se elevará hasta 130, muchas de ellas dobles o sistemas múltiples.
El grupo es conocido desde la Prehistoria, como demuestran incluso algunas pinturas rupestres (arriba, Cueva de Lascaux, en Montignac, Francia), y en la antigua Grecia es mencionada en textos de alrededor de 1.000 años antes de Cristo. Se citan en las obras de Homero y Hesíodo, y en Roma eran llamadas Sidus Hyantis, los portadores de la lluvia. Actualmente recibe diversas denominaciones, pues se incluye en varios catálogos. Así, es llamado Mel20 (Catálogo Melotte), Cr50 (Catálogo Collinder) y C41 (Catálogo Caldwell).
Como se trata de un cúmulo muy extenso, pues tiene un diámetro de unos 330 minutos, un aparato potente no permitirá observarlo en su totalidad, y sólo podrá usarse para estudiar detalles (fotografía de arriba). El instrumento más adecuado será por lo tanto, y como se dijo, unos binoculares, que permiten resolver por completo el grupo.
El cúmulo aparenta que está bastante más disperso que las Pléyades, pero esto se debe sólo a que está tres veces más cerca, y la perspectiva nos da esa falsa impresión. También es bastante más viejo que M45, pues presenta gigantes rojas y estrellas amarillas que denotan bastante más edad que las azules de las Pléyades. Su edad se ha estimado en unos 625 millones de años y tiene un tamaño real aproximado de 75 años-luz de diámetro.
Ya se anotó el hecho de que la región donde se encuentra el cúmulo, la Constelación de Tauro, como todas las del Zodíaco, se sitúa sobre la eclíptica, la línea que sigue la órbita del Sol, la Luna y todos los planetas del Sistema Solar. Por eso, no es de extrañar tampoco aquí, en las cercanías de Las Hyades, la presencia de uno o varios de esos astros, protagonizando bonitos espectáculos que suelen ser objeto de atención para todos los aficionados a la Astronomía en general, y a la astrofotografía de manera muy especial. A continuación, veamos resumidos algunos datos sobre este bonito cúmulo:
Las Hyades (Mel 25, Cr 50, C 41) | |
Constelación | Tauro |
Tipo | Cúmulo abierto |
Tamaño aparente | 330 minutos de arco |
Radio | 50 años-luz |
Magnitud Superficial | +0.5 |
Distancia | 151 años-luz |
Edad estimada | 625 millones de años |
Mitología
Las Hyades o Híades (también Híadas) eran las doce ninfas hijas de Atlas (Titán condenado a llevar eternamente el mundo sobre sus hombros) y Etra, quienes también tuvieron un hijo varón, llamado Hyas. Atlas también engendró junto a Pleione a Las Pléyades, así es que todas eran hermanas. Un día, cuando Hyas estaba de cacería, fue atacado por un león y murió. El llanto de sus hermanas, las Hyades, fue oído por los dioses, y fueron transformadas en estrellas y colocadas fuera del alcance del león (la constelación de Leo), pues se asoman por el horizonte 6 horas después que Leo. En el cielo continúan, llorando, y con ello provocan las lluvias.
Volver al principio del artículo.
Volver al principio de la bitácora.
Ir al Índice Temático.
Últimos comentarios