Publicado el 10 mayo, 2011 por bitacoradegalileo
Con un suave y delicado color anaranjado, cuando las nieves poco a poco comienzan a ceder paso a los pastos verdes y Orión se retira a descansar bajo el horizonte del oeste, la estrella más brillante de todo el Hemisferio Norte hace su aparición por el oriente para dominar las agradables noches de la primavera boreal.
Arturo, el Guardián de la Osa, es la cuarta estrella más brillante de todo el cielo nocturno, con una magnitud visual de -0.04. Las tres que la superan pertenecen todas al Hemisferio Sur, aunque Sirio puede verse desde casi todo el orbe. No así Canopus, la segunda, que no es observable desde Europa, ni Alpha Centauri, que es más tenue que Arturo pero que al tratarse de una estrella múltiple su magnitud conjunta resulta superior. Pero individualmente considerada, Alpha Centauri brilla con menor intensidad que Arturo. Así, Arturo es la reina de la primavera septentrional, como Capella dominó al invierno y Vega reinará en el verano. Este triunvirato son las estrellas más brillantes al norte del ecuador celeste.
Perteneciente a la constelación de Bootes (El Boyero), Arturo (Alpha Bootis o α Boo) es fácilmente localizable siguiendo la línea curva que describen las tres estrellas que forman la cola de la Osa Mayor.
Se llegará así a una estrella muy notable, la más importante de una constelación relativamente luminosa, donde abundan las estrellas brillantes, aunque realmente pobre en objetos de cielo profundo. El asterismo de Bootes es una figura predominante en el cielo de la primavera, y de gran parte del verano, en todas las latitudes boreales, y también en casi todos los cielos australes. Arturo, en particular, es visible desde todas las zonas habitadas del planeta, gracias a su declinación de +19º, relativamente cercana al ecuador celeste. Destaca en el Boyero una hermosa estrella doble de segunda magnitud, llamada Izar (ε Boo o Epsilon Bootis), que ha sido llamada Pulcherrima (la más bella). Otra de las joyas irrenunciables de nuestros cielos.
Por otro lado, Arturo es el miembro más destacado de los asterismos típicos de esta época del año: El Triángulo de Primavera, formado además por Spica en Virgo y Denébola en Leo, y el Gran Diamante de Virgo, con las tres citadas más Cor Caroli, en la constelación de Canes Venatici.
Con estas indicaciones, y contando con que estamos hablando de una estrella brillantísima, usted no debería tener problemas para localizarla.
Arturo es una estrella gigante, clasificada como K1,5III. Las estrellas de tipo espectral K muestran un color anaranjado, consecuencia de su temperatura entre 3.500 y 5.000 ºK. Arturo arroja mediciones en torno a 4.290 ºK, unos 1.500 grados menos que nuestro Sol. Son gigantes anaranjadas Alderabán en Tauro, Pólux en Géminis y Hamal en Aries, entre otras. Su diámetro equivale a 26 veces el del Sol. Esto se traduce en una luminosidad unas cien veces más intensa que la de nuestra estrella.
Este tamaño, ciertamente gigantesco, queda en cambio ridiculizado si comparamos ambas estrellas con las grandes hipergigantes como Antares, Betelgeuse o VY Canis Majoris.
Su tamaño es la causa de su brillo, y no su proximidad, como se creyó hasta mediada la centuria de 1.800, cuando los métodos paralácticos establecieron que la estrella se encontraba más allá de los 30 años-luz de distancia. Pero no tanto como los 40 años-luz en que se cuantificó cuando, en 1.933, los organizadores de la Feria Mundial de Chicago eligieron a la estrella para concentrar la energía procedente de ella en células fotoeléctricas que sirvieron para el encendido de las luces que inauguraron el evento. Efectivamente, se quiso así simbolizar la otra gran exposición celebrada en la ciudad en 1.893, 40 años atrás. Arturo, en realidad, se encuentra solamente a 36.7 años-luz del Sistema Solar.
La estrella tiene una masa de 1.5 veces la del Sol y es bastante deficiente en metales, pues su contenido en hierro en relación a la cantidad de hidrógeno es sólo una quinta parte de la del Sol. Parece que la evolución hacia la fase de gigante roja aún no le ha hecho perder demasiada masa, aunque ya ha terminado la fusión del hidrógeno en helio en el núcleo y probablemente éste ya haya comenzado a transformarse en carbono como una segunda fase en su estado evolutivo. Es una estrella vieja y se ha apuntado la atractiva posibilidad de que se trate de un miembro de una antigua galaxia que se fusionó con la nuestra hace al menos 5.000 millones de años.
En cuanto a su movimiento propio, es un caso especial, pues se mueve a razón de 2»28 por año, un arco muy superior al que muestran la inmensa mayoría de las estrellas, de una décima de segundo por año. Edmundo Halley descubrió, en el siglo XVIII, que Arturo se había desplazado desde los tiempos de Ptolomeo un ángulo equivalente a dos veces el tamaño de la Luna llena. Así, hace unos 500.000, la estrella no era visible a simple vista, y ahora está en su momento de máximo acercamiento, de manera que dentro de otros 500.000 años tampoco podrá verse desde la Tierra. Además, este desplazamiento le llevará dentro de unos 30.000 años a traspasar el ecuador celeste, convirtiéndose en una estrella austral.
En la década de 1.990, las observaciones del satélite Hipparcos apuntaron la posibilidad de que existiera una compañera estelar, una supuesta Arturo B. Pero los posteriores análisis del comportamiento del astro relativo sobre todo a las alteraciones en su velocidad radial han desechado tal hipótesis, y parece que se trata de una estrella solitaria.
Es necesario citar a las Cuadrántidas, la lluvia de meteoros más intensa que tiene lugar durante todo el año. Su mayor intensidad puede observarse el 3 de enero, y nos ofrece hasta 120 meteoros por hora. Su nombre se debe a la desaparecida constelación de Cuadrans Muralis, que formaba parte de la actual Bootes.
La constelación de Bootes representa a un cazador que pastorea a la Osa Mayor, asistido por sus perros de caza, simbolizados por la vecina constelación de Canes Venatici (Los Lebreles). El nombre de Arturo proviene del griego Αρκτοῦρος (Arcturus), que precisamente significa «El guardián del Oso».
Para terminar, la siguiente ilustración muestra a Saturno a la izquierda y Arturo a la derecha, fotografiados desde la Patagonia chilena. El centro de la imagen lo ocupa la constelación de Virgo, con Spica como estrella más destacada:
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