Publicado el 9 junio, 2011 por bitacoradegalileo
En pleno corazón de la Vía Láctea, entre Ophiuco y Sagitario, muy cerca del Escorpión y brillando en su máximo esplendor, de pronto… se apagará. La Reina de la noche, por una vez, cede su testigo a la oscuridad, con la salvedad extraña del rojo resplandor que le prestan los reflejos de la atmósfera terrestre, que le priva, sin embargo, de la luz solar.
Esto es lo que ocurrirá el próximo día 15 de este mes de junio de 2.011; la Tierra se interpondrá entre el Sol y la Luna, interceptando los rayos que deberían iluminar al satélite, quien por el contrario se verá inmerso en el haz de sombras que nuestro planeta arrojará en forma de cono, e impidiendo con ello que Selene brille como lo hace normalmente. Es un Eclipse Total de Luna. Desde España no se podrá ver la totalidad del evento, y cuando la Luna aparezca sobre el horizonte, lo hará ya eclipsada. Además, como veremos, no alcanzará demasiada altitud sobre el horizonte.
Publiqué, en esta misma bitácora, un extenso informe sobre la naturaleza y características de los eclipses con ocasión del de Luna que tuvo lugar el pasado 21 de diciembre, y remito a los lectores a dicho artículo para ahondar en este interesante fenómeno:
Cuando la Luna se apaga: Eclipses
En este trabajo, y con ocasión del que se producirá el próximo miércoles día 15, me limitaré a recordar algunos aspectos fundamentales, y a relatar cómo, cuándo y en qué circunstancias se producirá la efeméride que se avecina.
Un eclipse lunar se produce, como ya se ha expuesto, cuando el satélite se sumerge en el cono de sombra que la Tierra proyecta en dirección contraria a la que se encuentra el Sol. Pero hay una zona en la que los rayos del Sol sólo son bloqueados parcialmente, y no en su totalidad, porque la estrella es mucho más grande que nuestro planeta. Es el mismo fenómeno que se puede observar en la fotografía de la derecha, en la que la sombra de la mano (y la del antebrazo) tiene dos zonas claramente definidas: Una más oscura, que es la umbra, y otra periférica en la que la luminosidad del foco no ha sido anulada totalmente. Es una parte que aparece algo más clara, y a esa zona es a lo que se llama penumbra.
La Luna, forzosamente, habrá de pasar por la penumbra antes de ingresar en la umbra, la región más oscura. Hablaremos pues de un eclipse penumbral, y otro umbral. Éste último podrá ser también parcial, cuando la Luna no se sumerge totalmente en el cono de sombra, y total, cuando ocurre lo contrario.
La órbita de la Luna tiene una inclinación de unos 5º con respecto al plano de la eclíptica, que es el que determina la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Ambas trayectorias se cruzan en dos puntos, llamados nodos, uno ascendente y otro descendente, según la dirección en la que la Luna se esté moviendo en ese momento.
En los nodos, naturalmente, es mucho más fácil la alineación de los tres astros en línea recta, y esto es lo que provocará el eclipse; de otro modo, la Luna podría pasar por encima o por debajo de la sombra.
Pero en esta ocasión, la Luna estará en el nodo ascendente, por lo que el satélite cruzará por el mismo centro de la sombra producida por la Tierra. Concretamente, la desviación del centro de la Luna con respecto al eje de la sombra apenas será de 5.3 minutos de arco, sólo una sexta parte del diámetro de la Luna. Por eso la fase de totalidad (el eclipse total) durará 100 minutos, un tiempo inusual por su extensión. Esta ligera desviación será favorable al norte selenita, así es que en las regiones boreales del satélite debería producirse una mayor luminosidad.
La lógica nos dicta que en esta fase de totalidad, el satélite debería volverse invisible, pero esto no es así, pues la refracción de los rayos solares en la atmósfera de nuestro propio planeta se ve reflejada en la superficie de la Luna, apareciendo de un color rojizo, que puede tornarse grisáceo dependiendo de las condiciones en las que se encuentre nuestra atmósfera. En este caso, las erupciones de los últimos volcanes, en Islandia, México y Chile, deberían provocar que el astro se presente ligeramente oscurecido, probablemente con tonos parduzcos.
Un observador situado en ese momento sobre la superficie de la Luna, tendría la impresión de que la Tierra está envuelta en llamas, pues estaría asistiendo a un eclipse de Sol causado por nuestro planeta.
Es importante detenerse en la declinación que presentará la Luna en ese momento. Es ésta una magnitud similar a la latitud terrestre, y nos da una idea de la altitud que tendrá con respecto al horizonte. En este caso, el satélite se situará a unos -23º, que equivale, aproximadamente, a la altitud que presenta la Constelación de Escorpio, es decir, estará bastante baja para los observadores boreales, y en todo lo alto para los australes. Para los residentes en la isla de Madagascar, se situará prácticamente sobre sus cabezas (en el cénit).
A continuación he incluido el horario, en tiempo universal, en que comenzará cada una de las fases del eclipse. Usted deberá adaptarlos a su hora local. Por ejemplo, los residentes en Cádiz (y en toda la España peninsular), tienen que sumar dos horas (UTC+2).
Contactos | UT |
---|---|
Inicio del eclipse penumbral | 17:25 |
Inicio del eclipse parcial | 18:23 |
Inicio del eclipse total | 19:22 |
Medio del eclipse total | 20:13 |
Final del eclipse total | 21:03 |
Final del eclipse parcial | 22:02 |
Final del eclipse | 23:01 |
Duración del eclipse penumbral: 5 h 36 m 12 s
Duración del eclipse umbral…..: 3 h 39 m 19 s
Duración del eclipse total……..: 1 h 40 m 13 s
Éste es el comienzo del eclipse, en su fase penumbral (17:25 UT). La Luna disminuirá su brillo de forma casi imperceptible, pues comenzará a sumergirse en la penumbra. Desde la Península Ibérica no podrá observarse, pues el satélite aún estará bajo el horizonte y todavía será pleno día. Repare en la posición austral de la Luna, que hará que aparezca bastante baja sobre el horizonte del Hemisferio Norte.
Se inicia el eclipse parcial (18:23 UT). En este momento es cuando la mayoría de los observadores podrán notar los primeros efectos del eclipse, pues ya el satélite comienza a oscurecerse del todo por su limbo occidental. En España y en la totalidad del continente americano aún es de día y la Luna sigue sin aparecer por el este. En pocos minutos (18:31 UT) la sombra de la Tierra sobre la Luna alcanzará al cráter Aristarco, oscureciéndolo totalmente. A las 18:40 alcanzará a Copérnico, y 10 minutos después a Tycho y Platón.
Ahora, la Luna ya está totalmente oscurecida y comienza el eclipse total (19:22 UT). En estos momentos, nuestro satélite, ya eclipsado, aparece sobre el horizonte en la costa más oriental de la Península Ibérica (región de Barcelona). En Japón y en el este de Asia está amaneciendo, y la Luna se marcha por el oeste; para ellos ha terminado la función. En América, es de día.
A las 20:13 UT, la Luna alcanza el punto medio del eclipse, al llegar justo al centro del cono de sombra que proyecta la Tierra. Ahora sí, en toda la Península Ibérica podrá verse, pues ya habrá efectuado su orto por el este, aunque muy baja, y para observarla tendremos que buscar paisajes desprovistos de obstáculos visuales hacia el sureste. La Luna está en el cénit de los habitantes de la Isla Reunión y de la Isla Mauricio, todavía en el Océano Índico. En Londres y en las costas más orientales de Brasil está anocheciendo, y también comienza a vislumbrarse el satélite. Por el contrario en Nueva Zelanda se hace de día, y también dejan de ver el fenómeno.
21:03 UT: Se ha terminado el eclipse total, y la Luna empieza a aparecer parcialmente iluminada otra vez, poco a poco, cada vez más. Aristarco reaparecerá a las 21:08, Copérnico a las 21:20 y Tycho y Platón a las 21:29 UT. Ya ha anochecido en toda la costa atlántica del cono sur americano, y por el contrario en el norte de Escocia y de la Península Escandinava aún es de día, y se han perdido la fase de totalidad. Amanece en el oriente de Australia.
Ahora la Luna ya está otra vez iluminada por completo, aunque con su brillo ligeramente disminuido, de forma imperceptible. Son las 22:02 UT, y ha terminado el eclipse parcial, aunque la Luna aún sigue en la penumbra, es decir, está en un eclipse penumbral. En la mayor parte del continente americano aún es de día y en España, a pesar de haber sobrepasado la medianoche (00:02 del día 16, hora local), la Luna aún no ha alcanzado su tránsito por el sur.
Por fin, ésta será la situación al final del eclipse (23:01 UT). La Luna habrá abandonado la sombra y recuperará todo su esplendor, pues no olvidemos que está en fase de Luna llena. Los observadores del continente africano, Oriente Medio y Asia Central son los que en esta ocasión han tenido más suerte. Al contrario, los residentes en Centro y Norteamérica, y parte de Sudamérica, han sido los menos afortunados. A partir de ahora, el astro entrará en cuarto menguante, hasta que el día 1 de julio, ya en fase de Luna nueva, eclipse al Sol parcialmente.
Antes y después del eclipse, la Luna llena brillará hasta el punto de deslumbrarnos e impedirnos la visión de las estrellas de la región por la que transita. Pero una vez eclipsada, podremos comprobar que se encuentra en la mejor de las ubicaciones por cuanto se separa muy poquitos grados del centro galáctico, y está en plena Vía Láctea, a los pies de Ophiuco, entre las constelaciones de Sagitario y Escorpio. A sólo 15º de distancia, en dirección oeste, encontraremos a Antares, la supergigante roja del Escorpión. Shaula estará a 14º, hacia el sur, y a sólo 8º al sureste, podremos encontrar las brillantes nebulosas de Sagitario, como la Trífida y la de la Laguna. Altair estará a 46º hacia el nordeste.
Hay que anotar, por último, que la observación de un eclipse de Luna no reviste ningún tipo de peligro. Podemos disfrutar de él a nuestro antojo, a simple vista, con prismáticos o con telescopios, sin temor alguno. No ocurre así con el eclipse de Sol, con el que hay que extremar las precauciones, para no dañar seriamente y de forma irreversible a nuestros ojos.
¡Que disfruten de cielos despejados y de una feliz observación!
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